jueves, 12 de mayo de 2016

El impacto que la educación tiene sobre la sociedad, justifica la necesidad de generar un nivel de compromiso entre las instituciones y el resto de personas implicadas. La escuela necesita a las familias y estas necesitan a la escuela. Es por ello que resulta relevante plantearse cuál es el papel que actualmente cumplen las familias en las escuelas y viceversa. La participación familiar puede entenderse como la implicación activa de los progenitores, en colaboración con la institución escolar, en todos los aspectos concernientes al desarrollo social, emocional y académico de sus hijos pero, ¿Hasta qué punto permite la escuela que esta se lleve a cabo?.

La  participación de las familias en la escuela facilita por un lado, la comunicación con los hijos y por otro, la integración de los mismos en las instituciones educativas. El sistema educativo dispone de mecanismos que favorecen la cooperación entre las escuelas y las familias con el fin de acompañar y  enriquecer la educación de los alumnos. Como señalan algunos estudios, la colaboración entre la familia y la escuela genera efectos muy positivos y valiosos en todas las audiencias que se impliquen. Algunos de estos efectos son: el incremento del rendimiento escolar, la mejora del comportamiento, la mejora de las competencias lingüísticas , etc..

Cabe resaltar que la base del problema no se encuentra íntegramente en las familias. Actualmente, las escuelas no ofrecen un amplio abanico de posibilidades. Las formas de participación de las familias en las escuelas prácticamente se reducen a ser miembro del AMPA o Representante al Consejo Escolar de Centro. Teniendo en cuenta la influencia mutua entre los dos elementos (padres e instituciones educativas) parece claro que las escuelas tienen hoy en día una tarea pendiente con las familias. Fomentar la cooperación entre ambas partes, sigue siendo un objetivo por cumplir.

Familias inmigrantes y participación en la escuela

Uno de los principales objetivos que presenta la escuela en la actualidad es lograr la inclusión de todos los alumnos. Este hecho, implica que todo el alumnado independientemente de sus características tenga las mismas oportunidades dentro del Sistema Educativo. De unos años a esta parte, se han dado una serie de circunstancias que han hecho que se haya producido un aumento de las desigualdades sociales y se haya incrementado notablemente la diversidad de situaciones de partida, como es el caso de la sociedad española.

La sociedad española sufrió un auge migratorio entre el año 2000- 2007. Gracias a este fenómeno, nuestro país se ha convertido en un lugar con una mayor diversidad cultural, religiosa y lingüística, es decir, en un espacio multicultural. De esta realidad social, se alimenta también la escuela, acogiendo a personas de diferentes culturas, procedencias, etc. que ha tenido que adaptarse a la nueva realidad social.

Los alumnos inmigrantes, en sus inicios suelen encontrar dificultades con el idioma, con la cultura, que pueden llegar a ser una barrera para en el sistema educativo. Por lo que, los colegios deben proporcionar las medidas necesarias para solucionar los problemas que se pueden generar, incluyendo, si fuera necesario, adaptaciones en el currículo.

James Banks (1996) define dentro del currículo cuatro niveles de aplicación de los principios de la educación multicultural, divide estas adaptaciones en cuatro niveles de intervención: nivel 1 o Enfoque de aportaciones, también conocido con el nombre de educación multicultural de tipo folklórico. Son básicamente festivales y eventos de diferentes países, nivel 2 llamado enfoque aditivo. Se añaden conceptos y temas al currículo de los diferentes grupos culturales, nivel 3 denominado Enfoque transformativo. Se analiza desde la perspectiva de los alumnos y nivel 4  llamado enfoque de acción social. El alumno, de forma autónoma,  soluciona los conflictos que puedan surgir.

La familia es un pilar fundamental que nos ayudará a fortalecer los buenos resultados dentro del sistema educativo, o lo que es lo mismo, las instituciones educativas deben contar con la colaboración de las familias para que el proceso sea lo más completo posible. En el caso de las familias inmigrantes, la escolarización de sus hijos es esencial para la estabilidad e integración social que van a tener en el país de acogida pero en considerables ocasiones debido a factores como problemas con la lengua, jornadas de trabajo muy largas,  incompatibilidad de horario o incluso por desconocimiento de la cultura de la sociedad de acogida, la participación de las mismas, en los centros educativos, es escasa o incluso nula ( Llevot, 2002; Llorent Bedmar, 2004).

Entre las principales dificultades a las que deben enfrentarse las familias inmigrantes para inmiscuirse en la educación de sus hijos son: barreras lingüísticas (el desconocimiento del idioma supone en muchas ocasiones que la comunicación resulte imposible), barreras socioeconómicas (trabajos precarios, jornadas laborales de muchas horas, cansancio acumulado, falta de motivación por parte de padres, falta de estudios etc.) y barreras culturales (tanto en el sistema educativo como en la propia familia). Todos estos factores suponen que en muchos casos haya un desentendimiento de los padres con respecto a la educación de los hijos.

Aparte de estas dificultades, existen factores del sistema educativo que limitan la participación de las familias, como apunta Inmaculada González (2007) los centros educativos deben crear un debate para reflexionar por un lado sobre los distintos modelos de participación (que como ya hemos comentado, actualmente son escasos y tienen múltiples significados en función de la cultura), pero además, sobre los distintos modelos de educación que pueden entrar en juego en el escenario educativo multicultural, con el objetivo de identificar aquellos puntos de encuentro entre familias y escuela y fomentar la colaboración entre ambas partes.

Teniendo en cuenta que el foco de atención no debe ponerse únicamente en las familias y asumiendo la importancia que para estas y especialmente para los hijos, tiene la integración y la implicación de los padres en el sistema educativo, la escuela debe a partir de ahora enfrentarse a un arduo camino a fin de lograr este objetivo.



Bibliografía



Banks, James A. (Ed.) (1996). Multicultural Education, Transformative Knowledge and Action. Historical and contemporary perspectives. Multicultural Education Series. Teachers College Press. New York, 1996.

González Falcón, I. (2007). La integración socio-educativa de los padres y madres inmigrantes en los centros de educación infantil y primaria: propuestas de mejora a partir de un estudio de casos.

Llevot, n. (2002). El mediador escolar en Québec: El último eslabón en la cadena de la comunicación intercultural. Revista de Educación, 327, 305-320.

Llorent Bedmar, V. (2004). La inmigración magrebí en España. En Sociedad Española de Pedagogía, La educación en contextos multiculturales: diversidad e identidad (pp. 671-685). Valencia: Universidad de Valencia

Terrén, e. y carrasco, c.(2007). Familia, escuela e inmigración. Migraciones, 22, 9-46.





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