El impacto que la educación tiene sobre la
sociedad, justifica la necesidad de generar un nivel de compromiso entre las
instituciones y el resto de personas implicadas. La escuela necesita a las
familias y estas necesitan a la escuela. Es por ello que resulta relevante
plantearse cuál es el papel que actualmente cumplen las familias en las
escuelas y viceversa. La participación familiar puede entenderse como la
implicación activa de los progenitores, en colaboración con la institución
escolar, en todos los aspectos concernientes al desarrollo social, emocional y
académico de sus hijos pero, ¿Hasta qué punto permite la escuela que esta se
lleve a cabo?.
La participación de las familias en
la escuela facilita por un lado, la comunicación con los hijos y por otro, la
integración de los mismos en las instituciones educativas. El sistema educativo
dispone de mecanismos que favorecen la cooperación entre las escuelas y las
familias con el fin de acompañar y enriquecer la educación de los
alumnos. Como señalan algunos estudios, la colaboración entre la familia y la
escuela genera efectos muy positivos y valiosos en todas las audiencias que se
impliquen. Algunos de estos efectos son: el incremento del rendimiento escolar,
la mejora del comportamiento, la mejora de las competencias lingüísticas ,
etc..
Cabe resaltar que la base del problema no
se encuentra íntegramente en las familias. Actualmente, las escuelas no ofrecen
un amplio abanico de posibilidades. Las formas de participación de las familias
en las escuelas prácticamente se reducen a ser miembro del AMPA o Representante
al Consejo Escolar de Centro. Teniendo en cuenta la influencia mutua entre los
dos elementos (padres e instituciones educativas) parece claro que las escuelas
tienen hoy en día una tarea pendiente con las familias. Fomentar la cooperación
entre ambas partes, sigue siendo un objetivo por cumplir.
Familias inmigrantes y participación en la escuela
Uno de los principales objetivos que
presenta la escuela en la actualidad es lograr la inclusión de todos los
alumnos. Este hecho, implica que todo el alumnado independientemente de sus
características tenga las mismas oportunidades dentro del Sistema Educativo. De
unos años a esta parte, se han dado una serie de circunstancias que han hecho
que se haya producido un aumento de las desigualdades sociales y se haya
incrementado notablemente la diversidad de situaciones de partida, como es el
caso de la sociedad española.
La sociedad española sufrió un auge
migratorio entre el año 2000- 2007. Gracias a este fenómeno, nuestro país se ha
convertido en un lugar con una mayor diversidad cultural, religiosa y
lingüística, es decir, en un espacio multicultural. De esta realidad social, se
alimenta también la escuela, acogiendo a personas de diferentes culturas,
procedencias, etc. que ha tenido que adaptarse a la nueva realidad social.
Los alumnos inmigrantes, en sus inicios
suelen encontrar dificultades con el idioma, con la cultura, que pueden llegar
a ser una barrera para en el sistema educativo. Por lo que, los colegios deben
proporcionar las medidas necesarias para solucionar los problemas que se pueden
generar, incluyendo, si fuera necesario, adaptaciones en el currículo.
James Banks (1996) define dentro del
currículo cuatro niveles de aplicación de los principios de la educación
multicultural, divide estas adaptaciones en cuatro niveles de intervención:
nivel 1 o Enfoque de aportaciones, también conocido con el nombre de educación
multicultural de tipo folklórico. Son básicamente festivales y eventos de
diferentes países, nivel 2 llamado enfoque aditivo. Se añaden conceptos y temas
al currículo de los diferentes grupos culturales, nivel 3 denominado Enfoque
transformativo. Se analiza desde la perspectiva de los alumnos y nivel 4
llamado enfoque de acción social. El alumno, de forma autónoma,
soluciona los conflictos que puedan surgir.
La familia es un pilar fundamental que nos
ayudará a fortalecer los buenos resultados dentro del sistema educativo, o lo
que es lo mismo, las instituciones educativas deben contar con la colaboración
de las familias para que el proceso sea lo más completo posible. En el caso de
las familias inmigrantes, la escolarización de sus hijos es esencial para la
estabilidad e integración social que van a tener en el país de acogida pero en
considerables ocasiones debido a factores como problemas con la lengua,
jornadas de trabajo muy largas, incompatibilidad de horario o incluso por
desconocimiento de la cultura de la sociedad de acogida, la participación de
las mismas, en los centros educativos, es escasa o incluso nula ( Llevot, 2002;
Llorent Bedmar, 2004).
Entre las principales dificultades a las
que deben enfrentarse las familias inmigrantes para inmiscuirse en la educación
de sus hijos son: barreras lingüísticas (el desconocimiento del idioma supone
en muchas ocasiones que la comunicación resulte imposible), barreras
socioeconómicas (trabajos precarios, jornadas laborales de muchas horas,
cansancio acumulado, falta de motivación por parte de padres, falta de estudios
etc.) y barreras culturales (tanto en el sistema educativo como en la propia
familia). Todos estos factores suponen que en muchos casos haya un
desentendimiento de los padres con respecto a la educación de los hijos.
Aparte de estas dificultades, existen
factores del sistema educativo que limitan la participación de las familias,
como apunta Inmaculada González (2007) los centros educativos deben crear un
debate para reflexionar por un lado sobre los distintos modelos de
participación (que como ya hemos comentado, actualmente son escasos y tienen
múltiples significados en función de la cultura), pero además, sobre los
distintos modelos de educación que pueden entrar en juego en el escenario
educativo multicultural, con el objetivo de identificar aquellos puntos de
encuentro entre familias y escuela y fomentar la colaboración entre ambas
partes.
Teniendo en cuenta que el foco de atención
no debe ponerse únicamente en las familias y asumiendo la importancia que para
estas y especialmente para los hijos, tiene la integración y la implicación de
los padres en el sistema educativo, la escuela debe a partir de ahora
enfrentarse a un arduo camino a fin de lograr este objetivo.
Bibliografía
Banks, James A. (Ed.) (1996). Multicultural Education, Transformative Knowledge
and Action. Historical and contemporary perspectives. Multicultural Education
Series. Teachers College Press. New York, 1996.
González Falcón, I. (2007). La integración
socio-educativa de los padres y madres inmigrantes en los centros de educación
infantil y primaria: propuestas de mejora a partir de un estudio de casos.
Llevot, n. (2002). El mediador escolar en Québec: El último eslabón en la
cadena de la comunicación intercultural. Revista de Educación, 327, 305-320.
Llorent Bedmar, V. (2004). La inmigración magrebí en España. En Sociedad
Española de Pedagogía, La educación en contextos multiculturales: diversidad e
identidad (pp. 671-685). Valencia: Universidad de Valencia
Terrén, e. y carrasco, c.(2007). Familia, escuela e inmigración.
Migraciones, 22, 9-46.
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