martes, 12 de abril de 2016

Natalia González Ramírez
Marta Pérez Ortega

1.
a)      Explicar el origen del discurso/paradigma de la educación por competencias

El discurso de las competencias que, como motor del cambio educativo, recorre las políticas formativas occidentales, es preciso situarlo dentro del proceso de reestructuración de las sociedades contemporáneas occidentales, motivado por los cambios asociados a la globalización, las nuevas tecnologías de la sociedad de la información y la creciente multiculturalidad.

El paradigma basado en competencias trata de definir y adquirir destrezas y saberes que hagan a las empresas competitivas, de un interés por la persona y el bien colectivo se pasa a una interpretación que prima el interés privado y competitivo. Es evidente que una pedagogía sustentada sobre las competencias (saber hacer y saber ser) y no sobre el conocimiento (saberes), se propone como centro del proceso educativo no la formación de un trabajador especializado o profesional en un área específica, sino de un asalariado dúctil, un utilityTeniendo en cuenta esta definición, no parece extraño que el origen de este paradigma debamos situarlo en el ámbito empresarial.

En términos educativos se empieza a hablar de competencias en el año 1992, cuando una comisión del Ministerio del Trabajo de Estados Unidos (comisión SCANS –The Secretaries Commission on Achieving Necessary Skills-) determina un conjunto de destrezas que deben ser adquiridas tempranamente en el sistema educativo para hacer frente a las exigencias del cambiante mundo del trabajo, es decir, en los años 90 comienzan a desarrollarse modelos educativos basados en competencias como respuesta a las demandas que la sociedad hace a la escuela para formar ciudadanos y ciudadanas capaces de integrarse con éxito en la sociedad y responder a las necesidades empresariales y económicas. La educación se vuelve, así, aún más dependiente de las demandas de un tipo de sistema social y económico determinado.
Más tarde, en el año 1996, la comisión de educación para el siglo XXI de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) publica el informe Delors, en el cual se considera a la educación como una herramienta necesaria para la materialización de las reformas, que será necesario implementar en el área de recursos humanos para que los trabajadores se preparen frente a la globalización.

Por otra parte la OCDE, a través del Proyecto DeSeCo2 (Definición y Selección de Competencias 1996-2006) realiza un estudio en doce países, para determinar las competencias clave (key competencies) para una vida próspera y para una sociedad con buen funcionamiento, con el fin de establecer un marco para su evaluación definiendo el término competencia y señalando sus rasgos básicos. Además, de forma paralela la Unión Europea en marzo del año 2000, desde el Consejo Europeo de Lisboa, marca un objetivo estratégico para el año 2010 que es llegar a ser “la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo capaz de tener un crecimiento económico sostenible con más y mejores trabajos y con una mayor cohesión social”.

Más tarde, en el año 2004 la Dirección General de Educación y Cultura, y en el marco de la propuesta del Programa de Trabajo “Educación y Formación 2010”, la Unión Europea da a conocer un documento en el que además de la definición semántica de las competencias se aportan definiciones operacionales.

Por su parte, la LOE, fiel al compromiso con los objetivos de la Unión Europea para el 2010, plantea la educación como un proceso a lo largo de toda la vida e incluye las competencias entre los componentes del currículo, por cuanto deben “permitir caracterizar de manera precisa la educación que deben recibir los estudiantes”. Es así como siguiendo la recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente (2006), España, al igual que otros países de la Unión Europea, toma como referencia las ocho competencias clave que se consideran necesarias para el aprendizaje permanente y las adaptan a su contexto.

Otros antecedentes del enfoque de competencias se encuentran en la Declaración de Bolonia, firmada por los ministros europeos de educación (Andrade Cázares, 2008).


b)      Explicar la relación de la aparición de dicho discurso/paradigma con la sociedad de la información.

La expresión ‘Sociedad de la Información y el Conocimiento’ recoge diversos procesos de transformación, como la globalización económica y el advenimiento de una ‘sociedad del riesgo’, la ubicuidad de las tecnologías y el fácil acceso a la información, la economía basada en el conocimiento y los cambios en la estructura del mercado laboral. El concepto de Sociedad de la Información surgió con posterioridad a la incorporación paulatina de las TIC a la enseñanza. Como sabemos, a través de los discursos y condiciones de los organismos internacionales (OCDE, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo y Unesco, entre otros), la SI fue promovida como un nuevo modelo de progreso para las naciones menos desarrolladas. El espíritu de ese discurso ve en la educación un medio y un fin para alcanzar la SI, por lo que programas nacionales prontamente se adhieren a esas propuestas y las plasman en acciones tendentes a acortar la brecha digital.

En este contexto es posible afirmar que el vínculo de la educación con la SI, aunque se inició por vías institucionales, no llegó a concretarse en ese ámbito. Por el contrario, está recorriendo en libertad el camino hacia su creciente mercantilización e industrialización, de la mano de nuevos actores e instituciones de enseñanza que buscan extraer la mayor ganancia de esta generación tecnológica La sociedad actual, basada en el capitalismo necesita refundar la escuela y su proyecto educativo, porque él ya cambió los fundamentos de su sociedad, de su cultura, de su proyecto de desarrollo y del ser humano, es decir, su proyecto ha sido transformado desde la ciencia y la tecnología. Los nuevos trabajadores deben ser formados en consideración a los nuevos sistemas de organización productiva y en relación con las demandas crecientes por conocimiento y manejo de tecnologías cada vez más sofisticadas en los lugares de trabajo.

La sociedad de la información y del conocimiento dirige a la educación demandas distintas de las tradicionales, claramente relacionadas con el desarrollo en todos los ciudadanos de la capacidad de aprender a lo largo de toda la vida. Dicho de otro modo, el problema no es ya la cantidad de información que los estudiantes reciben, sino la calidad de la misma: la capacidad para entenderla, procesarla, seleccionarla, organizarla y transformarla en conocimiento; así como la capacidad de aplicarla a las diferentes situaciones y contextos en virtud de los valores e intenciones de los propios proyectos personales y sociales.

Así pues, lo que se planteaba como una alternativa a la educación tradicional (largamente cuestionada por su memorismo, su enciclopedismo) puede ser la promesa de una “educación bancaria” extendida hoy a escala planetaria (Torres, 2001).


2. Explica cómo se ha ido incorporando la educación por competencias en nuestra legislación educativa.

Las competencias básicas son la forma en la que cualquier persona utiliza sus recursos personales para actuar de manera activa y responsable en la construcción de su proyecto de vida tanto personal como social. El conjunto de competencias básicas constituyen los aprendizajes imprescindibles para llevar una vida plena. Para que una competencia pueda ser seleccionada como clave o esencial, DeSeCo considera que debería cumplir tres condiciones: contribuir a obtener resultados de alto valor personal o social, ser aplicable a un amplio abanico de contextos y ámbitos relevantes y permitir a las personas que la adquieren, superar con éxito exigencias complejas. Es decir, las competencias son básicas o clave cuando son beneficiosas para la totalidad de la población, independientemente del sexo, la condición social y cultural y el entorno familiar. Así pues, las competencias básicas deben estar orientadas a facilitar el máximo grado de desarrollo de las capacidades potenciales de cada persona y a la posibilidad de generar aprendizaje a lo largo de la vida. Las competencias clave deberían ser transferibles, y por tanto aplicables en muchas situaciones y contextos, y multifuncionales, en tanto que pueden ser utilizadas para lograr diversos objetivos, para resolver diferentes tipos de problemas y para llevar a cabo diferentes tipos de tareas.


La enseñanza por competencias requiere partir de un aprendizaje en el que la persona ha de realizar unas tareas concretas en un contexto determinado con el fin de adquirir, a través de ellas, unas competencias básicas para su desarrollo personal a lo largo de la vida.

   La LOE, curso 2006-2007, y su desarrollo a través del Decreto 1513/2006 introducen un nuevo concepto, las competencias básicas, o aspectos que se deberán adquirir en la enseñanza básica y a cuyo logro deberán contribuir todas las áreas curriculares de la educación Primaria.

    Las competencias básicas permiten identificar aquellos aprendizajes que se consideran imprescindibles desde un planteamiento integrador y orientados a la aplicación de los saberes adquiridos. Su logro deberá capacitar a los alumnos y alumnas para su realización personal, el ejercicio de la ciudadanía activa, la incorporación a la vida adulta de manera satisfactoria y el desarrollo de un aprendizaje permanente a lo largo de la vida.

       Las competencias básicas son las siguientes:

     Competencia en comunicación lingüística.
     Competencia matemática.
     Competencia en el conocimiento y la interacción con el mundo físico.
     Tratamiento de la información y competencia digital.
     Competencia social y ciudadana.
     Competencia cultural y artística.
     Competencia para aprender a aprender.
     Autonomía e iniciativa personal.

    Se destaca igualmente que la lectura constituirá un factor fundamental para el desarrollo de las competencias básicas.

La implantación de la LOMCE ha implicado muchos cambios. Uno de ellos es la modificación de las ocho competencias básicas del currículo, que pasan a ser siete y a denominarse competencias clave. La nueva ley renombra ligeramente algunas de las anteriores, aúna las relativas al mundo científico y matemático, y elimina la autonomía personal para sustituirla por sentido de iniciativa y espíritu emprendedor. De este modo, se ajusta al marco de referencia europeo.

1. Competencia en comunicación lingüística. Se refiere a la habilidad para utilizar la lengua, expresar ideas e interactuar con otras personas de manera oral o escrita.
2. Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología. La primera alude a las capacidades para aplicar el razonamiento matemático para resolver cuestiones de la vida cotidiana; la competencia en ciencia se centra en las habilidades para utilizar los conocimientos y metodología científicos para explicar la realidad que nos rodea;  y la competencia tecnológica, en cómo aplicar estos conocimientos y métodos para dar respuesta a los deseos y necesidades humanos.
3. Competencia digital. Implica el uso seguro y crítico de las TIC para obtener, analizar, producir e intercambiar información.
4. Aprender a aprender. Es una de las principales competencias, ya que implica que el alumno desarrolle su capacidad para iniciar el aprendizaje y persistir en él, organizar sus tareas y tiempo, y trabajar de manera individual o colaborativa para conseguir un objetivo.
5. Competencias sociales y cívicas. Hacen referencia a las capacidades para relacionarse con las personas y participar de manera activa, participativa y democrática en la vida social y cívica.
6. Sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor. Implica las habilidades necesarias para convertir las ideas en actos, como la creatividad o las capacidades para asumir riesgos y planificar y gestionar proyectos.
7. Conciencia y expresiones culturales. Hace referencia a la capacidad para apreciar la importancia de la expresión a través de la música, las artes plásticas y escénicas o la literatura.

Reflexión personal
Rastreando el origen de la educación por competencias y si hacemos un esfuerzo por intentar comprender sus lógicas (siempre desde el punto de vista educativo) no podemos negar que toda esta estrategia educacional lleva consigo una carga política importante. En este enfoque enfocado al sistema capitalista cada vez importa menos la capacidad de un trabajador de crear un producto a partir de su dominio de una técnica o de su habilidad personal. Promueve la simplificación de los procesos laborales y su división social, impone tareas simples (mecánicas) que cualquiera puede realizar. De esta manera se abarata el costo de la mano de obra y se aumentan la plusvalía y la ganancia empresarial. Es por esto que no parece extraño situar el origen de la pedagogía por competencias en los organismos financieros (neoliberales) que promueven el enriquecimiento de unos pocos y la explotación de la mayoría (la clase trabajadora). Se busca tener competencias, ser competitivo y en último término mayor productividad. Interesa el saber hacer, no el saber. Como futuros docentes debemos ampliar nuestra mirada, preguntarnos el por qué de este sistema basado en las competencias, ¿Qué se quiere conseguir? ¿ Quíen quiere que esto se consiga? ¿Qué intereses se persiguen? es por esto que debemos darnos cuenta de que la neutralidad en el ambito educativo no existe, nos encontramos subordinados a la política imperante (en este caso basada en el capitalismo, en el neoliberalismo). Con independencia de lo que se nos imponga desde los poderes políticos y económicos debemos transformar nuestra práctica docente, tranformar nuestra praxis y a la vez promover que los alumnos puedan desarrollar herramientas que les permitan superar todas aquellas injusticias sociales, económicas y políticas. Esta en nuestra mano luchar por un sistema educativo justo. 


Bibliografía
Andrade Cázares RA. (2008) El enfoque por competencias en educación. Ideas CONCYTEG. 3 (38) 53-64.

Definición y Selección de las Competencias (DeSeCo): Fundamentos teóricos y conceptuales de las competencias. París: OCDE.

Estrada M, John H. (2012). La formación por competencias y el mundo del trabajo: de la calificación a la empleabilidad. Revista de Salud Pública, 14(Suppl. 1), 98-111. Retrieved April 11, 2016, from http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0124-00642012000700009&lng=en&tlng=.

Ley Orgánica 2/2006 de 3 de Mayo de Educación. (LOE).

Meirieu, Ph. (1989). Aprender si…pero cómo. Barcelona: Octaedro 1992. - PISA (2006).

Santomé, J. T. (2001). Educación en tiempos de neoliberalismo. Ediciones Morata.

Real Decreto 1513/2006, de 7 de Diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas
en la Educación Primaria. - Rychen y Hersh, (2002).


Torres, C. A. (2001). Democracia, educación y multiculturalismo: dilemas de la ciudadanía en un mundo global. Siglo XXI.


jueves, 7 de abril de 2016



  José Luis González Lucas                                                                       
Natalia González Ramírez
    Ismael Martínez Urbanos
Marta Pérez Ortega
                                                                                                      Juan Pablo Sánchez Amorós
    ‘’ Qué tipo de educación para qué tipo de sociedad y qué tipo de

sociedad para qué tipo de educación’’

El papel de la mujer en España ha ido cambiando de manera significativa a lo largo del siglo XX, sobre todo precedido por los cambios históricos que han ido sucediendo en este país durante dicho período. Nuestro trabajo se centra en la comparación entre dos épocas que han sido muy relevantes en España, como son el franquismo y la democracia. Un fiel reflejo de este cambio de mentalidad en cuanto a la importancia de la mujer en la sociedad española se constata en las modificaciones que han sido introducidas en las diferentes leyes educativas que se han elaborado en nuestro país en las últimas décadas.


La educación durante la sociedad franquista


En primer lugar comenzaremos hablando del franquismo. Durante el franquismo, se introdujeron numerosos cambios en España, se pretendió imponer unos valores ideológicos y morales únicos, ejerciendo un gran control sobre las actividades privadas y públicas de la población en todos los ámbitos posibles. En esta época, las preocupaciones educativas giraban en torno a dos ejes: eliminar cualquier indicio de republicanismo, anarquismo o comunismo de la educación, incluyendo, lógicamente, al profesorado y desarrollar una nueva "pedagogía" para la formación del "Nuevo hombre español" bajo valores como autoridad, jerarquía, disciplina y elitismo todo ello enfocado para legitimar al gobierno impuesto.


A las niñas, había que educarlas “en la feminidad rotunda” que las condenaba a una posición subordinada en la sociedad.La supuesta inferioridad intelectual femenina justificaba su desplazada posición en la jerarquía social y familiar, decía Pilar Primo de Rivera que "Las mujeres nunca descubren nada; les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho".


Los contenidos educativos rechazaban los excesos intelectuales, poco femeninos, y esbozaban una mujer tipo, abnegada, sufrida y ensalzada en su maternidad. A fin de educar su voluntad, se publicaron gran número de lecturas orientativas y se concedió especial atención al estudio de pautas de comportamiento, estrictas normas de educación, destinadas a ejercitar el dominio de las jóvenes sobre sí mismas.


En octubre de 1941, se establecía la obligación de impartir las asignaturas de educación física y política y se unificaban las asignaturas domésticas, tanto en las escuelas primarias como en las secundarias, bajo el título general de Hogar, que incluía nociones de Economía Doméstica, Labores, Corte, Zurcido, Trabajos Manuales, Cocina y Música, con el objetivo de completar su formación para ser una perfecta ama de casa.


La Ley General de Educación de 1970 representó la renovación del sistema escolar; de acuerdo con las nuevas necesidades de desarrollo económico, pretendía la igualdad de oportunidades para todos, sin distinción, pero el modelo se basaba en una educación diferencial. No era igualitaria en orden al género ni a clases sociales, porque legitimaba, reproducía y perpetuaba la socialización diferencial que distorsionaba la imagen del mundo.

Las leyes educativas de la democracia, un impulso a la igualdad de género


Con la aprobación de Ley de Ordenación General del Sistema Educativo en 1990 se han producido los cambios legislativos necesarios para suprimir las barreras legales que impedían el acceso a las mujeres en condiciones igualitarias. Desde la administración se ha impulsado la escolarización en condiciones de igualdad, aunque se mantienen connotaciones sexistas en la praxis educativa.


Tras un amplio debate y crítica a la LOGSE, la Ley Orgánica de Calidad de la Educación, aprobada en 2002, se presentaba como norma progresista, pero representó más un retroceso en lo que respecta a la coeducación y la igualdad. Empleando un lenguaje genérico, ocultaba a las mujeres e ignoraba su experiencia, al tiempo que, de forma indirecta, provocaba la hegemonía del patrón tradicional masculino. Las modificaciones a las leyes realizadas por el gobierno socialista en 2006, añadiendo diferentes disposiciones adicionales en la Ley Integral, pretenden reparar y corregir el sexismo, eliminar los estereotipos fomentando la igualdad.


Con la LOMCE desaparecen asignaturas con el objetivo educativo de la igualdad entre mujeres y hombres, el respeto a la orientación sexual y a la diversidad afectivo-sexual. Se fomentan los centros educativos privados que segregan a su alumnado en función del sexo, en detrimento de la enseñanza pública.


En conjunto, la educación española ha cambiado; la escuela de ayer nada tiene que ver con la de hoy, sin duda, porque la enseñanza y el sistema educativo han experimentado transformaciones importantes en las últimas décadas. Sin embargo, a pesar de la evolución acaecida en la sociedad en los últimos tiempos, el sexismo permanece enraizado en diversas tradiciones y costumbres, que se transmiten a través de la familia, la escuela, las amistades, los medios de comunicación, etc.


Más de treinta años después de la instauración de la escuela mixta, muestran que las metas fijadas no se han alcanzado y los cambios realizados han sido insuficientes. Múltiples fracturas mantienen activas diversidad de relatos culturales transmitidos y aceptados a través del sistema educativo, enseñando a los niños y a las niñas a asumir unos roles determinados. En este sentido, hace falta diseñar estrategias y poner en práctica medidas concretas para eliminar el sexismo de la enseñanza y contribuir desde ella a conseguir una sociedad igualitaria.


Referencias bibliográficas:


Arenas, G. (2006). Triunfantes perdedoras. La vida de las niñas en la escuela. Barcelona: Graó.


Bustillo Cuesta, J. (Dir.). (2003). Historia de las Mujeres en España. Siglo XX. Madrid: Instituto de la Mujer


Gil Calvo, E. (2000). Medias miradas. Barcelona: Anagrama.


Simón, Mª. E. (2000). Tiempos y espacios para la coeducación. En M. A. Santos Guerra, El harén pedagógico. Perspectiva de género en la organización escolar (pp. 33- 51). Barcelona: Graó